Lo primero que hay que dejar claro es que para que el tratamiento sea efectivo se necesita antes que nada una cosa: tener claro que nunca más se quiere fumar. Si lo que se pretende es probar suerte para ver si así se olvida del tabaco sin que exista el fuerte deseo de terminar con este hábito, entonces usted no quiere dejar de fumar.
El tratamiento consiste en un bono de 10 sesiones, para ser dadas de manera consecutiva: la primera semana 4 sesiones, si es necesario tratar mañana y tarde, se da. La segunda semana otras 4 sesiones consecutivas, quedando 2 restantes para que el usuario utilice cuando lo necesite.
La ayuda de este tratamiento hace que la persona no sienta el nerviosismo o también llamado “mono” que suele sentir cada vez que intenta dejar este hábito. Una mejor respiración, una sensación de indiferencia hacia el tabaco.
Nos gusta siempre recalcar que cualquier hábito está en la mente, es decir, con el tratamiento no será el cuerpo el que le pida fumar, pero si no está concienciado de que USTED DESEA OLVIDARSE DE POR VIDA DEL TABACO, el cerebro sí se lo recordará. ¿Quiere esto decir que no ha funcionado el tratamiento antitabaco? Para nada, pero como hemos comenzado explicando es necesario que la persona que desee tratarse tenga la convicción de que quiere erradicar este vicio de su vida.
Ya que su cuerpo no le pedirá echarse un cigarrillo a la boca, y su mente tampoco, pero sí recordará los momentos en los que solía fumar, y ello no es una excusa para volver a hacerlo. Cómo hemos dicho anteriormente: el hábito está en la mente.